miércoles, 19 de marzo de 2008

Ofrenda (capítulo VII y último)

Vio una especie de cobertizo adosado a uno de los muros laterales del palacio y se percató que tenía las puertas de madera. Corrió hacia él.

Las Sombras casi lo habían alcanzado cuando llegó a las puertas y se dio cuenta de que estaban fijadas con tablones clavados. Echó un vistazo general a la fachada y consiguió ver en la oscuridad un pequeño cartel que rezaba: Almacén de recuerdos.

¿Almacén de recuerdos? –pensó. Pero no tenía tiempo para eso. Con un fuerte tirón arrancó uno de los tablones y después lo usó de palanca para intentar abrir las puertas.

Las Sombras llegaron a su altura y él sintió el helor de su desalmada presencia en su piel. Lo rozaron volando entorno a él, provocándole úlceras con solo tocarlo y su consternación se tornó furia, dando un desesperado tirón que abrió de golpe las puertas de madera.

Corriendo, se adentró pensando que había encontrado otro acceso al palacio, pero descubrió que era una habitación cerrada sin más salidas. Las Sombras comenzaron a rondar la puerta y él se revolvió inquieto. Buscó en vano otra salida, pero lo único que pudo ver fue otra puerta de entrada al palacio en una de las paredes, cerrada a cal y canto con las mismas planchas metálicas que el resto de accesos al edificio, haciéndole pensar que se podía entrar al cobertizo desde dentro, pero no adentro desde el cobertizo. Observó lo que había a su alrededor por primera vez desde que entró en el cuarto: sacos de arroz, especias, harina, carnes curadas y pescados salados se hallaban amontonados en estanterías y barricas de madera. Frutas y verduras se acumulaban en cestos de mimbre y odres de agua y vino colgaban de unos ganchos en la pared. -Almacén de recuerdos… -pensó- ¡¿Esto son los recuerdos?!

-¡Pero si es comida! –exclamó en voz alta- Un momento… -recordó una de las conversaciones con el extraño hombre de raza negra que había conocido en el palacio- Kaalkup dijo que nunca comía, pero que engordaba porque se alimentaba de recuerdos… ¡Recuerdos! –su mirada estaba desencajada- Entonces… si los recuerdos son la comida… ¿yo que he estado comiendo?

De pronto, con un aullido escalofriante, las Sombras irrumpieron en el cobertizo rodeándolo, derribándolo y envolviéndolo por completo.

Su apariencia humeante se mezclaba con la oscuridad del lugar, pero él no tenía problemas para saber donde estaban, porque se estaban introduciendo en su cuerpo.

Le atravesaban la piel, lacerándola; le quemaban la carne y lo consumían rápidamente, devorándolo con el simple contacto de sus etéreos pero presentes entes.

En un momento, las Sombras se encontraban amontonadas sobre su cuerpo coleando sus siluetas en el aire mientras ocultaban cada centímetro de él que, impotente, sentía como le arrebataban la existencia.

Su grito de dolor y horror desgarró la noche, y su eco retumbó duna a duna por todo el desierto, mientras las Sombras lo devoraban.

No lejos de allí, en la sala del trono, los comensales celebraban un banquete por todo lo alto, brindando sus enjoyadas copas en honor a la gran computadora y a su líder Halkham.

El líder se hallaba de pié, agradeciendo los elogios, cuando el ordenador comenzó a gorgotear y sus tuberías y cables empezaron a agitarse.

-¡Atención! –exclamó Halkham-. El Gran Computador de las Sombras nos envía otro presente para que sigamos el banquete.

Todos miraron felices y expectantes cuando el ordenador abrió una compuerta deslizante en su base lanzando chorros de vapor. De ella salió una plataforma extensible que sostenía un suculento plato de carne en salsa adornado con un hermoso anillo de oro que engarzaba un enorme rubí.

"Dedicado a todos los lectores asiduos de La Morada de la Oveja Negra. Gracias."

Resto de capítulos de "Ofrenda":

Cáp. I, Cáp. II, Cáp. III, Cáp. IV, Cáp. V, Cáp. VI

4 comentarios:

Vega dijo...

Se terminó Ofrenda :( con un final tan sorprendente como el resto de la historia. Al final me queda una sensación extraña, por un lado hay un final feliz porque el pobre 914 se liberó de sufrimiento, pero por otro lado es triste, se rindió demasiado pronto y con su final solo aumentará el sufrimiento de otros.

Es curioso, pero me pasa lo mismo que cuando leí Espetada do Graoinho, las dos historias terminan pero no se cierran del todo, te dejan pensando y dándole vueltas.

Felicidades Klaatu por las dos y gracias por compartirlas con nosotros. Yo ya estoy esperando la siguiente.

Nirvana dijo...

Tengo que afirmas que no lo he leido todos los capitulos de "Ofrenda" pero lo que he disfrutado,puedo decir que ha sido muy intenso...
Gracias Klaatu!!!

Anónimo dijo...

impresionante!
final nada esperado y que te deja perplejo. Es de esos finales que terminan un dia despues de habertelo leido, cuando acabas por comprenderlo. Es un relato con mucho trasfondo, como nos tiene acostumbrado Klaatu.
Sigue así artista, eres el mejor...

Anónimo dijo...

Asias a tod@s.
Con respecto al final... hay personas que me han dicho que no lo entienden del todo, o que no le encuentran sentido, por ejemplo en lo referente al anillo.
Puesto que es una serie de capítulos muy cortos y que ha tardado mucho en publicarse entera, recomiendo releerla de principio a fin de un tirón para entender el final.
¡Espero que lo de no comprender el final no os haya pasado a todos!